martes, 23 de febrero de 2016

Amanecer

Dentro de los pensamientos
que pugnan en mi sueño diario
una lágrima desnuda, se murió
y los  sonidos se murieron en un periódico;
ya no hay lugar para el Silencio,
las rimas ya no quedaron en saco roto.

Aún los Domingos quedan para el descanso
para las manos juntas, para los besos;
discernir entre la realidad y una caricia;
poner el punto sobre los momentos importantes;
hacer que esos momentos no desaparezcan...

Ya queda poco, se acerca la hora
los cuerpos electrizados bailan  en sus asientos;
esperando que salte la chispa:
a que los labios (da igual sean ocho o doce ) se unan
es el momento íntimo cuando la necesidad se convierte en realidad
cuando los motivos son la causa de estar bien;
y los climax lleguen, ahi no existirá hora, el reloj se morirá
y en la ventana tras una noche de hoguera, cuatro ojos brillarán
y dos cuerpos acurrucados verán salir el sol por el horizonte

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