sábado, 2 de enero de 2016

lo que respira ella al despetar

Entre sus dedos desgranaba la vida,
paseando por los recuerdos,
caricias dadas a media luz
besos de hojalata, corazón enjuto;
no será la hora del gavilán motero,
porque desnuda su ilusión en cada beso,
aún queda tiempo para amar,
y suspirar en una cintura dulce;
quedar hasta las tantas mirando el cielo,
y decir te quieros silenciosos,
ya no hace falta más.

Querer entre los pliegues de una falda,
dominar los instintos, sonrojarse con una caricia,
elemental sensación de amor adolescente
besos lentos, dulces, casi invisibles,
contenidos en las corcheas invisibles de la radio;
mente que ama, siente, ríe, llora,
que deja sus nombres en papeles invisibles
dentro de corazones invisibles.

Es lo que se respira al despertar cada mañana

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