jueves, 29 de octubre de 2015

Despertar de pandereta

En el aquí,
la noche trae las primeras lagrimas
en los cristales de la ciudad,
desnudos los momentos tenues
de la noche anterior,
donde la pasión dejo paso a billetes,
donde las luces de neón se desmaquillan;
quizás sea demasiado pronto,
o demasiado tarde para cambiar la hora,
siempre habrá alguien que necesite más y mas,
con su chute diario de polvos blancos
mirando la realidad sucia del telediario:

El país va bien,
la ilusión de pandereta,
todos como tontos, como zombis
mientras por detrás sube la luz, el agua, el teléfono
nadie se acuerda del que pide en la iglesia.
Es la endogamia entre todos,
la puñalada rastrera
donde los besos saben a cemento,
y los arboles se mueren poco a poco

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