lunes, 8 de enero de 2018

para que la noche no termine

Quizá oscurece en el fondo del armario,
las cartas olvidadas pintan sus labios de carmín;
desnudo, en el oscuro jardin del Ocaso
me miro en el espejo, y veo un Silencio,
ejecutante de palabras, y sinfonias sordas
en el callejon de atrás, en el bar de la nostalgia,....

Pongamos el reloj sobre la mesa,
el sentido del cambio, las sonrisas imperfectas,
con los números de teléfono escondidos en el bolsillo de la camisa;
romper las mentiras a medias y las medias mentiras,
y suscribirse a un boletín de imagenes impuras;
las olas traen y llevan besos, en mensajes de salitre,
besar sonidos y acariciar al viento sobre el pelo,
estallar en risas y en lágrimas y vivir y morir un poco cada vez,
sonrisas que son risas, y risas que son llantos, la antirrisa diaria,
dos cuerpos hacen lo que quieren sobre una cama;
y convierten el aqui y el ahora en cuando y dónde,

Se escucha a lo lejos el maullido de un gato oscurecido
por las noches entre tejados que son confidentes,
entre picardias adolescentes, entre momentos olvidados,
y los recuerdos vuelven, y se van, como las olas....

Una cerveza a medias en un lavabo desnudo,
caminar de la mano de quien todo el mundo desea,
sonar una guitarra, y ser realidad el sueño,
suspirar por la buena nueva del periódico
y leo y releo a medias el libro de un cantante,
como acaricia con sus rimas el alma de otro compañero,
y dejar a medias una cerveza
para que la noche no se acabe....

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